Testimonios

"Tengo que admitir que no estaba segura de si consideraría acudir a algún comunicador animal y nunca lo había hecho hasta que conocí a Cindy. Tenía curiosidad y una mente abierta, pero no estaba segura de cuánta validez le daría. Decidí darle la oportunidad porque me impresionó su sinceridad, moralidad e integridad (sin mencionar sus tarifas razonables). Le pedí que leyera a varios de mis animales (perro, gato y caballos) para ver qué información recibía de ellos. Ella sabía muy poco acerca de ellos, mi idea era no influir en ella de ninguna manera. Tengo que decir que me impresionó. Uno de los animales que le pedí se comunicara fue un gatito moribundo, ella no lo sabía solo le habia proporcionado su nombre, su edad y su foto, Para mi sorpresa me explico que  ya se encontraba a punto de trasender, esto fue convincente. Todas las lecturas que ha hecho para mí han sido acertadas, desde las idiosincrasias de cada animal hasta su personalidad general y posibles problemas. ¡La he recomendado a varias personas y han tenido excelentes resultados y sin duda seguiría dándole altas calificaciones!" Karen L.


 
   

¡Qué talentosa es Cindy!

¡Ha hecho múltiples lecturas de varios de mis caballos! Usando solo una foto de su cabeza y sin otra información, ¡pudo dar un resumen completo y detallado de sus personalidades, problemas de salud/estado físico y comentarios/peticiones que los caballos tenían para mí! También tenía respuestas para las preguntas personales que le había dado antes de la lectura.

Era obvio que Cindy se estaba conectando con el animal correcto, ya que describió su inconfundible personalidad y los "comentarios" que tenían para mí. ¡Una experiencia mágica que recomendaría a cualquier persona que desee comprender y conectarse más estrechamente con su mascota!   Jess H.


Quiero compartir una experiencia que me marcó profundamente y que me hizo abrir los ojos al alma de los animales y a la existencia de algo mucho más grande que todos nosotros.

Un día, mi mamá me llamó completamente desconsolada. Su perrita Somnie, una cocker spaniel que había sido su fiel compañera por muchos años, estaba llorando de dolor. No podía moverse bien y su sufrimiento era evidente. Mi mamá, con el corazón roto, la llevó de inmediato al veterinario.

El diagnóstico fue que tenía las vértebras pegadas, que eso era lo que le causaba tanto dolor. Pero algo no me terminaba de cuadrar. Ver a mi mamá tan preocupada me hizo buscar ayuda más allá de lo que la medicina convencional nos podía ofrecer. Pensé en Cindy Santa Cruz, de quien ya había escuchado hablar por su capacidad de comunicarse con los animales.

Decidí llamarla. Le conté lo que estaba pasando y le pedí, casi con desesperación, que intentara conectarse con Somnie. Cindy, con esa sensibilidad que la caracteriza, accedió sin dudar. Unas horas después, me llamó con una voz que no voy a olvidar. Estaba seria, preocupada, y me dijo con total claridad:

"Somnie no tiene las vértebras pegadas. Ella tiene un tumor, ubicado entre el estómago y el intestino. Y lamentablemente, está muy cerca de morir."

Me quedé sin palabras. Fue un golpe muy fuerte. No supe cómo decírselo a mi mamá, así que decidí no mencionarlo en ese momento. Esa noche, Somnie volvió a empeorar. El dolor era insoportable. Tomaron la decisión de operarla con la esperanza de salvarla, pero durante la operación falleció.

El veterinario, al terminar la cirugía, confirmó lo que Cindy había dicho: Somnie tenía un tumor justo en el lugar que ella había señalado.

Esa experiencia me dejó impactada. No solo por la precisión, sino por la profundidad del mensaje. Cindy no solo "sabe", ella escucha. Se conecta con una dimensión espiritual que no todos podemos ver, pero que claramente existe.

Desde ese día, mi relación con el mundo animal cambió para siempre. Comprendí que ellos también tienen alma, que sienten, que comunican, que aman y que trascienden.

Cindy me regaló algo más que un mensaje: me regaló paz. Me permitió acompañar el proceso de Somnie con más consciencia y entender que su partida tenía un sentido más profundo.

Gracias, Cindy. Montse M.